Edgardo Carmona - Exposición de esculturas frente al Tribunal Federal de Patentes en Múnich

Un debut en Europa frente al Tribunal Federal de Patentes.
Después de que en mayo de 2003, el artista colombiano Edgardo Carmona expuso por primera vez en Europa sus esculturas de acero en la ciudad alemana de Gießen, se puso a la tarea de elaborar un conjunto de 15 esculturas monumentales exclusivamente para una exposición organizada por nosotros, la cual tendría lugar frente al Tribunal Federal de Patentes en Múnich. Posteriormente las obras fueron empacadas en 2 contenedores gigantes de 40 pies de largo (aprox. 12,2 m.), para poder enviarlas desde Cartagena hasta Múnich. Allí las esculturas de acero – algunas de las cuales pesaban hasta 500 kg y medían más de 3 metros de altura – tuvieron que ser descargadas, ensambladas y erigidas frente al Tribunal de Patentes. El señor Bernd Tödte, miembro del DKF (Círculo de Amistad Colombo-Alemán) y entonces vicepresidente del Tribunal Federal de Patentes de Múnich, fue uno de los gestores decisivos de dicha exposición. Él no solamente estuvo pendiente de que el transporte de los contenedores desde Hamburgo hasta Múnich ocurriera dentro de los tiempos adecuados, sino que también se ocupó de los trámites aduaneros necesarios. Para descargar y ensamblar las esculturas fue necesario contratar un grupo de “fornidos estudiantes“, además de alquilar un par de instrumentos como montacargas, grúa y aparato de soldadura.

El 21 de abril de 2005 se llegó el gran día: a las 4 de la tarde, la asociación de apoyo “Kunst im Bundespatentgericht” (Arte en el Tribunal Federal de Patentes) y el DKF inauguraron la exposición de las esculturas. Allí, en el parque frente al edificio del Tribunal de Patentes, se mostraba por primera vez en Europa un conjunto de esculturas monumentales de Carmona. Esta exposición había logrado generar ya tal revuelo en Colombia, que el entonces Presidente Álvaro Uribe Vélez, no dejó pasar la oportunidad de enviarle al artista un fax de felicitación personal fechado el 4 de abril del 2005. El artista a su vez viajó desde Colombia para estar presente en la inauguración. Aunque el día primaveral fue bastante lluvioso, el artista guio a los visitantes por el parque y el edificio del tribunal, dejándolos fascinados con su arte. El señor Bernd Tödte a su vez hizo un maravilloso trabajo de traducción de la visita.

En el Tribunal Federal de Patentes se encariñaron tanto con las esculturas de Carmona, que no querían que se terminara la exposición. Por esta razón, la exposición, que inicialmente debía terminar el 21 de julio de 2005, fue prolongada hasta el 31 de agosto del mismo año. Al final, el tribunal compró algunas de las esculturas para que se quedaran allí.

El catálogo de la exposición, un proyecto de investigación de metalurgia
Esta exposición me pareció lo suficientemente importante como para elaborar un catálogo, en el cual se mostraran todas las esculturas monumentales exhibidas allí.

En enero de 2005 en la Plaza de la Paz en Cartagena, había tenido oportunidad de tomarles fotos a las esculturas monumentales de Carmona expuestas allí. Es casi imposible imaginarse un escenario mejor para mi sesión fotográfica, que esta plaza frente a la Torre del Reloj. El diseño del catálogo tenía que ser además tan excepcional como los son las esculturas de Carmona, así que me decidí por un formato vertical, pues éste corresponde al formato de gran parte de dichas esculturas. La tapa de encuadernación debía elaborarse además en el típico estilo de construcción en metal de Carmona. Para el diseño que debía aparecer en relieve sobre la tapa (rostro con logotipo) Carmona me había enviado por fax un bosquejo.

La elaboración de esta tapa de encuadernación en metal, terminó convirtiéndose en un proyecto de investigación en el área de la metalurgia o mejor dicho, en el trabajo en metal.

El primer prototipo elaborado en acero por una firma de producción de metal, resultó ser completamente inadecuado, pues si se hacía usando el mismo espesor de lámina que las esculturas de Carmona, terminaba siendo muy pesado. Si en cambio se usaban láminas más delgadas, éstas no eran lo suficientemente rígidas y tenían además bordes afilados muy peligrosos. Un tercer prototipo hecho con papel repujado sobre cartón recubierto, resultó ópticamente llamativo e incluso de apariencia similar al metal. Su único defecto, el cual después de sopesar todos los detalles lo hacía inaceptable para mí, era que no estaba hecho de metal. El cuarto prototipo se elaboró en lámina de aluminio, y sus aplicaciones fueron cortadas con láser para ser posteriormente pegadas sobre la superficie. Así había logrado encontrar un material, que ofrecía la rigidez necesaria al usar un adecuado grosor de lámina y además tras de un proceso de lacado, se veía como acero oxidado.

Hubiera preferido que mis amigos en Colombia realizaran el trabajo en metal. Sin embargo, a pesar de muchos intentos, allá no se logró doblar las bisagras de los bordes de la lámina, en la calidad en la que yo lo deseaba. Así, quedé dependiendo de la calidad artesanal de los trabajadores metalúrgicos alemanes y tuve, por supuesto, que aceptar sus precios a regañadientes. Para mí, una catástrofe debido a los altos costos, pero cuyo resultado salta a la vista. (Quien tenga interés, puede adquirir el catálogo, cuya tapa es en sí una obra de arte de Carmona, por menos de una décima parte del precio de producción -20 Euros + envío postal- del mismo).

En la página web “Arte Col – Kunst aus Kolumbien” puede encontrar la lista de esculturas, la descripción de cada una de las obras exhibidas, así como información adicional sobre la exposición que se realizó frente al Tribunal Federal de Patentes en Múnich.